Los créditos son la columa vertebral de las finazas mundiales: todo el mundo depende de los préstamos que pueden recibir de los bancos e instituciones financieras; por ello merecen particular atención. La premisa de la economía mundial es la 'acumulación' del dinero en vistas a la inversión. Es decir, para que una persona pueda producir algún bien o servicio, primero tiene que tener la capacidad para hacerlo, lo que implica tener, además del conocimiento necesario, herramienta, maquinaria, etc. Si no se tiene, sólo existen dos caminos: o vende lo único que posee, es decir, su fuerza de trabajo o su conocimiento particular y se somete como empleado de alguna empresa, o recurre a un préstamo (dinero inicial -o acumulado-) para hacerse de los recursos necesarios para tener la capacidad de producir.
Si los préstamos fuesen un medio al alcance de todos, que buscaran el desarrollo y bienestar personal y comunal, serían la bendición divina. Pero desgraciadamente aquellos que tienen ese 'sobrante' de dinero para 'poder' prestarnos (institucionalmente los bancos, casas de empeño, etc.) no lo hacen desinteresadamente o buscando nuestro beneficio, sino el de ellos. Nos ponen las cosas de este modo: nos prestan el dinero que pedimos (obviamente, previa autorizacióncrediticia) pero debemos terminar pagando el doble o más de lo que nos prestaron; y además, como no confían en nosotros, nos piden un aval (es decir, una garantía), que en caso de que suspendamos el pago de la deuda, nos arrebatan para venderlo y de ese dinero 'saldar' la cuenta.
Esta práctica, de prestar dinero a cambio de una devolución mucho más cuantiosa de la prestada es lo que tradicionalmente se denomina 'usura', práctica acusada por la mayoría de las religiones y morales del mundo. Aún así, esta práctica, o en su forma institucionalizada, los bancos, son uno de los 'pilares' de la economía actual.
Entonces, llegado el momento en que los alimentos y los derivados del petróleo aumentaron pero no los salarios, teniendo como consecuencia un menor poder adquisitivo para la mayoría de las personas, éstas empezaron a recurrir a los préstamos para paliar la descompensación (o crisis) económica. En el caso concreto de Estados Unidos (que, para mal, es la máxima economía mundial y por ende sus problemas golpean a todo el mundo), para garantizar el pago de los préstamos dieron los títulos de sus casas (o los denominados Créditos Hipotecarios); en el caso de aquellos que estaban apenas pagándola (y que se puede decir que la tenían como préstamo hasta que liquidaran el pago), la propia casa era garantía del pago de la misma.
Pero como se ve, debido a la disminución del poder de compra, la gente dejó de pagar sus deudas sencillamente porque tenían suficiente con preocuparse en satisfacer sus necesidades básicas diarias. Y los bancos (o prestamistas) no dejaron de ejercer su brazo de hierro: quitaron las casas de aquellas personas morosas que no pudieron garantizar el pago de la deuda y las remataron con el objetivo de recuperar su dinero de la venta del inmueble.
Pero como la mayoría de las personas pasaba por la misma situación, no encontraron compradores para las casas arrebatadas y rematadas, quedándose ellos sin su dinero, y las personas sin sus casas. Proyectada esta situación a nivel nacional (es decir, por todo EEUUsucedía lo mismo) los bancos, que supuestamente tenían mucho dinero, pero sólo en números porque no tenían realmente dicha cantidad en efectivo, comenzaron a declararse en bancarrota (y este es el sentido original de la palabra: un banco roto): al conocerse la situación de los créditos hipotecarios (es decir, al hacerse público que el dinero que la gente había guardado en sus cajas fuertes lo habían prestado y no podían recuperarlo porque la gente no podía pagarlo) comenzaron a exigirles a los bancos les devolvieran sus ahorros. Pero como los bancos no tenían ese dinero realmente, tuvieron que declararse insolventes, es decir, en bancarrota.
Imagínense el caos cuando la gente no pudo recuperar sus ahorros (en EEUU existe un 'seguro' para los ahorradores, pero sólo se aseguraban hasta 10,000 dólares; todo ahorro mayor que eso se vió perdido). Primero, su dinero vale menos, para después sencillamente tener menos al perder sus ahorros.
Y todo eso, ¿cómo impactó en México y en nuestras vidas? El efecto de los crédito en EEUU fue atroz: las dos principales compañías prestamistas de ese país quebraron, y su banco más importante (Citygroup, dueño de Banamex) tuvo que ser rescatado (como sucedió en México con el FOBAPROA), ¡dos veces! Y siendo México tan dependiente de la economía gringa (el 80% del total de las exportaciones del país van hacia allá), si EEUU se desaceleraba económicamente (es decir, cada vez gastaban -o compraban- menos), ¿qué pasaría con los productos mexicanos que compraban? Exacto: dejaron de comprarlos.
Si a este episodio de EEUU, que golpeó a todo el mundo, se le agregan diversos factores, como la estafa por 50 mil millones de dólares llevada acabo por Madorff, el asalto al peso por parte de los especuladores nacionales, que, de igual modo, de un día para otro, lo devaluaron un 30%, comenzamos a entender cómo es que surgió esta Crisis más allá de las verdades a medias, para poder llegar a entender cómo y por qué afecta nuestras vidas.
Me parece interesante en demasía lo que aquí argumentas. Los créditos son la columna vertebral de las finanzas mundiales, pero sucede que las ansias personales (y comunales) de acumulación son el cáncer de médula que todos nos recetamos con alegría. El capitalismo no es tan perfecto: simplemente porque es operado por monitos y manrionetas avariciosas al compás de la sedación de sus ansias acumulatorias, el que acumula poder, el que acumula bienes, me parece una obscena trasgiversación del sentido vital de lo humano. La comun unidad.
ResponderEliminarAclaro, no soy hippioso, ni considero errático serlo, pues es cuestión de elecciones, en lo particular, soy un engrane (propositivo) de la economía mexicana, incluida (a madrazos y arrastrones) al capitalismo, pero no por eso vivo vendado de ojos considerándolo perfecto.
Buen blog. Estaré leyendo por aquí.
Saludos!
Hola,
ResponderEliminarcomentas que "Si no se tiene, sólo existen dos caminos: o vende lo único que posee, es decir, su fuerza de trabajo o su conocimiento particular y se somete como empleado de alguna empresa, o recurre a un préstamo (dinero inicial -o acumulado-) para hacerse de los recursos necesarios para tener la capacidad de producir.", pero me parece que se deja de fuera una de los puntos fundamentales del capitalismo: el ahorro. Es a través del ahorro como el empleado puede llegar a convertirse en capitalista, que es el modelo ideal. ¿Qué pasa con éste?
Saludos.