viernes, 19 de diciembre de 2008

Préstamos negros (Parte III)


Los créditos son la columa vertebral de las finazas mundiales: todo el mundo depende de los préstamos que pueden recibir de los bancos e instituciones financieras; por ello merecen particular atención. La premisa de la economía mundial es la 'acumulación' del dinero en vistas a la inversión. Es decir, para que una persona pueda producir algún bien o servicio, primero tiene que tener la capacidad para hacerlo, lo que implica tener, además del conocimiento necesario, herramienta, maquinaria, etc. Si no se tiene, sólo existen dos caminos: o vende lo único que posee, es decir, su fuerza de trabajo o su conocimiento particular y se somete como empleado de alguna empresa, o recurre a un préstamo (dinero inicial -o acumulado-) para hacerse de los recursos necesarios para tener la capacidad de producir.

Si los préstamos fuesen un medio al alcance de todos, que buscaran el desarrollo y bienestar personal y comunal, serían la bendición divina. Pero desgraciadamente aquellos que tienen ese 'sobrante' de dinero para 'poder' prestarnos (institucionalmente los bancos, casas de empeño, etc.) no lo hacen desinteresadamente o buscando nuestro beneficio, sino el de ellos. Nos ponen las cosas de este modo: nos prestan el dinero que pedimos (obviamente, previa autorizacióncrediticia) pero debemos terminar pagando el doble o más de lo que nos prestaron; y además, como no confían en nosotros, nos piden un aval (es decir, una garantía), que en caso de que suspendamos el pago de la deuda, nos arrebatan para venderlo y de ese dinero 'saldar' la cuenta.

Esta práctica, de prestar dinero a cambio de una devolución mucho más cuantiosa de la prestada es lo que tradicionalmente se denomina 'usura', práctica acusada por la mayoría de las religiones y morales del mundo. Aún así, esta práctica, o en su forma institucionalizada, los bancos, son uno de los 'pilares' de la economía actual.

Entonces, llegado el momento en que los alimentos y los derivados del petróleo aumentaron pero no los salarios, teniendo como consecuencia un menor poder adquisitivo para la mayoría de las personas, éstas empezaron a recurrir a los préstamos para paliar la descompensación (o crisis) económica. En el caso concreto de Estados Unidos (que, para mal, es la máxima economía mundial y por ende sus problemas golpean a todo el mundo), para garantizar el pago de los préstamos dieron los títulos de sus casas (o los denominados Créditos Hipotecarios); en el caso de aquellos que estaban apenas pagándola (y que se puede decir que la tenían como préstamo hasta que liquidaran el pago), la propia casa era garantía del pago de la misma. 

Pero como se ve, debido a la disminución del poder de compra, la gente dejó de pagar sus deudas sencillamente porque tenían suficiente con preocuparse en satisfacer sus necesidades básicas diarias. Y los bancos (o prestamistas) no dejaron de ejercer su brazo de hierro: quitaron las casas de aquellas personas morosas que no pudieron garantizar el pago de la deuda y las remataron con el objetivo de recuperar su dinero de la venta del inmueble. 

Pero como la mayoría de las personas pasaba por la misma situación, no encontraron compradores para las casas arrebatadas y rematadas, quedándose ellos sin su dinero, y las personas sin sus casas. Proyectada esta situación a nivel nacional (es decir, por todo EEUUsucedía lo mismo) los bancos, que supuestamente tenían mucho dinero, pero sólo en números porque no tenían realmente dicha cantidad en efectivo, comenzaron a declararse en bancarrota (y este es el sentido original de la palabra: un banco roto): al conocerse la situación de los créditos hipotecarios (es decir, al hacerse público que el dinero que la gente había guardado en sus cajas fuertes lo habían prestado y no podían recuperarlo porque la gente no podía pagarlo) comenzaron a exigirles a los bancos les devolvieran sus ahorros. Pero como los bancos no tenían ese dinero realmente, tuvieron que declararse insolventes, es decir, en bancarrota.

Imagínense el caos cuando la gente no pudo recuperar sus ahorros (en EEUU existe un 'seguro' para los ahorradores, pero sólo se aseguraban hasta 10,000 dólares; todo ahorro mayor que eso se vió perdido). Primero, su dinero vale menos, para después sencillamente tener menos al perder sus ahorros.

Y todo eso, ¿cómo impactó en México y en nuestras vidas? El efecto de los crédito en EEUU fue atroz: las dos principales compañías prestamistas de ese país quebraron, y su banco más importante (Citygroup, dueño de Banamex) tuvo que ser rescatado (como sucedió en México con el FOBAPROA), ¡dos veces! Y siendo México tan dependiente de la economía gringa (el 80% del total de las exportaciones del país van hacia allá), si EEUU se desaceleraba económicamente (es decir, cada vez gastaban -o compraban- menos), ¿qué pasaría con los productos mexicanos que compraban? Exacto: dejaron de comprarlos.

Si a este episodio de EEUU, que golpeó a todo el mundo, se le agregan diversos factores, como la estafa por 50 mil millones de dólares llevada acabo por Madorff, el asalto al peso por parte de los especuladores nacionales, que, de igual modo, de un día para otro, lo devaluaron un 30%, comenzamos a entender cómo es que surgió esta Crisis más allá de las verdades a medias, para poder llegar a entender cómo y por qué afecta nuestras vidas.

Irak y la especulación del petróleo (Parte II)


Cuando EEUU declaró la guerra al régimen de Saddam Hussein creyeron que la guerra duraría poco, e inmediatamente se licitaron los contratos de explotación de petróleo (que, por cierto, ganó la compañía que pertenece al vicepresiendete gringo), y se pronosticó que en menos de dos años se estarían extrayendo abundantes cantidades de petróleo. Lo que no se pronosticó fue que la guerra se prolongara tantos años ni que costara tanto dinero al erario (es decir, a los trabajadores estadounidenses). Los sabotajes y la guerrilla iraquí no permitieron el desarrollo que se había pronosticado, lo que hizo surgir nuevos pronósticos (y esa es la maldición de la especulación).

Pero los nuevos pronósticos eran más funestos: la guerra se prolongaría aún más, los sabotajes se intensificarían y, en pocas palabras, la producción de petróleo no sólo no se incrementaría, sino disminuiría. Basados en este imaginario (qué más parece un sueño loco), los especuladores (es decir, los grandes magnates y millonarios del mundo, tanto privados como públicos) se dedicaron a comprar 'más' petróleo, previendo una carestía en el futuro (carestía que, por cierto, nunca llegó). Al comprar más petróleo del que necesitaban, desestabilizaron la oferta y la demanda, provocando una alza en los precios; y ya que ellos manejan los mayores capitales del mundo, provocaron una reacción en cadena: todo mundo se puso a comprar petróleo hasta las narices.

Los países productores tenían la opción de aumentar la producción de petróleo para asíestabilizar el precio (ya que si igualaban la cantidad de petróleo que se vendía con la cantidad que se compraba, los precios dejarían de subir), como les fue sugerido, pero no lo hicieron. 

Primero, porque el aumento del precio no se debía a un aumento en la necesidad (demanda) real del mismo, sino a un 'delirio' (o pronóstico o especulación, si se prefieren los eufemismos); y segundo, porque el hacerlo significaba reducir sus reservas de petróleo a futuro (del cuál dependen sus economías, como en el caso de México) y, obviamente, la decisión más inteligenteera no poner en riesgo sus propias economías.

Así, el precio del petróleo, sin ninguna razón real, escaló hasta alcanzar rangos históricos: nunca se había vendido el petróleo tan caro como en el 2008. Y si subió el precio del petróleo, naturalmente subieron los precios de sus productos derivados, entre ellos la gasolina y los fertilizantes. Al aumento del petróleo le vino el aumento en los precios de los alimentos. ¿Por qué? Porque además de la tierra y el trabajo humano, la gasolina y los fertilizantes son indispensables para el desarrollo del campo; sin ellos, la producción agrícola industrializada moderna no puede sobrevivir. Por ende, subieron los precios de los productos agrícolas, es decir, el costo de los alimentos.

El panorama real se comienza a poner negro: primero el petróleo y todos sus derivados; subsecuentemente, los precios de los alimentos. Y cómo siempre, lo único que no sube es el salario. La gente entonces comenzó a tener menor poder adquisitivo (es decir, tienen el mismo dinero que antes pero pueden comprar menos con él) porque gastan más que antes en gasolina, alimentos y demás derivados, lo que culminó en el endeudamiento: con el banco, con las casas de empeño y hasta con sus familiares; iniciando así la cadena de hechos que desembocan en la actual Crisis.

Para empezar: el problema del Oro Negro (Parte I)

Resulta que, hoy por hoy, México y el Mundo están en grave crisis económica... Y nosotros, simples mortales, después de tantas verdades a medialo único que constatamos es que nuestra calidad de vida baja y baja. 

El hecho es que, debido a factores externos que en absoluto nos atañen (o al menos así parece), estamos sufriendo las consecuencias de 'algo' que todavía en Enero de este año era cómicamente sustantivizado como "pequeño catarro" por el presidente de México. Y al parecer ese 'algo' se 'salió de control' desembocando en la triste situación que todos (en mayor o menor medida) conocemos.

Pero, ¿qué fue ese 'algo' -tan genéricamente llamado Crisis-?

Clarificar el elemento común de toda crisis económica no puede ser logrado en el segundo descontento publicado en este espacio. En cambio, podemos empezar hablando (o más bien escribiendo, que en el acto de la comunicación son lo mismo) de cómo comenzó la presente Crisis, ya que en éste caso todos contamos con el beneficio de la experiencia directa. Primero hablemos de la obsesión del mundo moderno, que tanto influyó en el trascurso de las cosas durante este año: el oro negro.

Comencemos, pues, por el otrora aumento descontrolado en el precio del petróleo. Realmente, el petróleo es un recurso de necesidad mundial: se requiere en algún punto de casi todo proceso industrial. Su precio se rige por la ley de la oferta y la demanda, es decir, mientras más gente (o países) lo quieran, más costoso es, y mientras menos petróleo haya, también es más costoso.

Desgraciadamente, por el lugar tan importante que ocupa en la industria, no aplican las leyes inversas, es decir, que si decreciera la demanda disminuiría el precio, o que a mayor oferta menor precio; esto se debe a que la demanda (o necesidad) del petróleo no decrece en el mundo, sino que más bien tiende a aumentar, y a que los países productores de petróleo (al menos la mayoría de los más importantes, reunidos en la OPEP) ajustan su producción de acuerdo a las necesidades mundiales, intentando evitar siempre que exista mayor oferta de petróleo que demanda, para garantizar la estabilidad del precio.

Si decimos que el precio del petróleo tiende a ser estable (lo que no significa que se mantenga estático, sino que aumenta o decrece en pequeñas proporciones), ¿cómo es que el precio, de 30 dólares aprox. por barril en el 2000, se haya exponenciado a más de 140 dólares en el 2008? ¿Significa que la industria mundial aumentó su capacidad de producción más de cuatro veces, y por ende necesitase más petróleo del que le pueden proporcionar, ocacionando un incremento en los precios? ¿O más bien significa que la mayoría de los países productores de petróleo de repente acortaron su producción a una cuarta parte, provocando el subsecuente aumento de precios?

Evidentemente, ni los países productores de petróleo redujeron su producción (tenemos los casos de México, EEUU y la OPEP), ni la industria mundial creció en ocho años cuatro veces su tamaño (aún contando el increíble crecimiento de China en los últimos años, que superó el 10% anual). Entonces, si ninguno de los dos factores antes mencionados de la (tan divinizada) ley de la oferta y la demanda se vio gravemente modificado, ¿qué impulsó la inverosímil alza del petróleo? 

Existe un tercer factor que no pertenece propiamente al 'natural' intercambio de mercancías basado en la oferta y la demanda, y es la especulación. La especulación, en términos sencillos, se trata de la compra-venta a futuro de productos. Lo que la caracteriza, es que el precio de los productos especulados (en este caso el petróleo) no se determina en base a las necesidades reales de un momento determinado, sino que más bien se calculan o pronostican las condiciones a futuro, para a su vez pronosticar las necesidades a futuro, para a su vez pronosticar su precio. El detalle es que tal 'precio' no sólo es pronosticado, sino que en base a él es como se compra-vende en el momento actual.

El problema salta a la vista de inmediato: teniendo como base pronósticos (o especulaciones) del futuro se vende en el presente. Siguiendo con el petróleo, vemos entonces que los precios se mantenían estables hasta que un acontecimiento que no se pronosticó correctamente (cómo sucede cuando alguien intenta adivinar el futuro) se desarrolló diferente de lo predicho. Tal acontecimiento es la Guerra de Irak de Baby Bush.

jueves, 18 de diciembre de 2008

¿Qué hacemos aquí?

En los últimos meses nos han venido diciendo que La Crisis (mundial y nacional) está acabando con el mundo conocido: que si las inversiones de alto riesgo,  que si los créditos hipotecarios, que si un mega fraude tipo Ponzi, que si los necesarísimos rescates de empresas transnacionales … Y nosotros lo único que realmente sabemos es que ahora el dólar, de la noche a la mañana, vale 30% más y sigue subiendo, que nos estamos quedando sin trabajo (o que nuestro sueldo no sube) y que, simplemente, cada vez nos alcanza menos. 

Por otro lado, los funcionarios en turno nos echan toda una verborrea economicista y técnica para decirnos que la inflación –es decir, el aumento real en los precios de las cosas- ha sido de poco más del 6%, aunque el pan haya aumentado en los últimos dos años más del 100%, la leche más de un 40%, las tortillas otro tanto, la gasolina, la ropa y un laaargo etcétera.

¿Recuerdan cuando 30 pesos de gasolina llenaban un cuarto del tanque del coche? ¿O cuando el bolillo costaba 20 centavos? ¿Recuerdan la comida corrida de a 20? Pareciera tan lejano y no han pasado ni una docena de años…

Pero este panorama tampoco nos resulta tan extraño, ‘La Crisis del 94’ está apenas a la vuelta de la esquina. En aquél entonces se preconizaba la muerte de la clase media (que no murió, pero sí quedó media muerta), y hoy se dice otro tanto (¡pobres los de en medio¡). Pero, ¿por qué suceden las tan llamadas Crisis? ¿Por qué los mexicanos (y el mundo) las arrastramos a cuestas y cada determinado tiempo (pareciera escarmiento divino) nos golpean y empobrecen?

Partiendo de estas preguntas surge este espacio: se busca informar y discutir acerca de lo qué está pasando en México y el mundo y por qué y cómo nos está afectando en nuestras economías y vidas diarias. Se pretende un espacio abierto y plural, donde nos atrevamos a decir la realidad de las verdades a medias.

¡La verdad nos hará libres!

Atte.: Cornelius